sábado, 16 de octubre de 2010

Recuerdo ese aliento a fernet, que nunca parecio importarme. Siempre parte de eso, de esa locura ambivalente, de esa sonrisa encantadora, que cargada de inocencia lo lleno todo con pasión. Recuerdo esos besos que cuento con las manos (nunca necesite mas de diez dedos), y esa vocesita que no delata tu edad. Puedo recordar también, los nervios que me causan tus errores y el sonrojo en mí por tus acotaciones. Pero de vos no me acuerdo; nunca te conocí.