martes, 31 de agosto de 2010

"No esta mal que terminen las historias, mientras haya historias que contar"
(Las pastillas del abuelo)

La tarde es gris, la habitacion oscura. Solo la alumbra la pantalla, a la cual no le presta atención. Prentendería encontrar algo en ese sillón repleto de ropa aparentamente descartada el dia de ayer. Más allá de su incesante dolor de cabeza, quería salir, dar una vuelta, dispersarse o tal vez encontrarse con algo. De la noche anterior se acordaba poco y nada, pero tampoco le interesaba demasiado. Había sido una salida más: tomar algo con sus amigas, bailar un poco, conocer a un pibe del que después no se acuerda ni del nombre, uno más. Decide ponerse un jean, una remera, zapatillas y un saquito de media estación, ya que frío no hacía. Camina dos cuadras, y la esquina, en esa esquina, sopla un viento muy fuerte. Se va, sin tiempo de hacer memoria, como si aquel viento fuera el empujón que ella necesitaba para seguir adelante. Sin pensarlo dos veces, vuelve al mismo lugar en el que estaba hacia veinte minutos atrás y mientras tanto se da cuenta de que más allá del tiempo, ya sean noches o meses, todos pasan a ser "uno más"...

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