Amar y envejecer tiene segunda parte; tengo fe. Tengo fe en que las idas y vueltas, las frases con doble sentido, las sonrisas inocentes, en un tiempo, vuelvan a ser lo que en algun momento me hizo tan bien. Ahora todo es distinto, mi cabeza tiene dueños temporales y la tuya tiene una reina, que la gobierna. O aunque sea eso me haces pensar, no me estás "mostrando todas las cartas".
Falta, pero tengo fe.
lunes, 25 de enero de 2010
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